Texto y fotos: Max Salazar

Fui el testigo de tu sueño eterno,

humedeciste mis ojos.

Te encontraré en mi memoria,

en la mirada de alguna persona,

en el andar de un desconocido.

Una fotografía tomada hace años

me refuerza los rasgos de tu rostro,

la forma de tu cabello.

El color de tu voz es lo que busco

en una gran estantería imaginaria…

Pero aún te puedo ver de pie,

o en tu rincón favorito de la mesa almorzando

y la sonrisa como emblema de tu ser.

Consumiste los recuerdos

Acariciaste los restos.

Furioso y resplandeciente fuiste una fría mañana.

Te encontraré cuando necesite calor,

cuando en una chimenea te mire hipnotizado,

y estés ardiendo por sobrevivir.

Cuando seas grande, majestuoso,

imponente, sin permitirme acercar.

Cuando seas pequeño

y tan solo con la palma de mi mano cubra tu figura.

Cuando me ilumines en la oscuridad

y te veas reflejado en mis ojos.

Tan fuerte, tan débil.

Tan grande, tan pequeño.

Tan inocente, tan culpable.

Tan efímero, tan perpetuo.

Fragilidad.