Texto y fotografías: Ricardo González
El street photography en ocasiones es riesgoso por los actos de violencia y paranoia colectiva que imperan en estados como Veracruz, en México, pero sobre todo por la desconfianza de la gente hacia las personas que portan una cámara por más discreta que ésta sea.
Pese a que la calle es un lugar público, el fotógrafo al instante se convierte en un intruso que ataca; no obstante, en las mañanas las personas apresuradas o ensimismadas se encuentran vulnerables al otro y le toman poca importancia al hecho de ser retratados. En estas horas, la ciudad se convierte un río solitario de concreto donde el hombre vaga a contracorriente y los humanos parece que huyen entre sombras hacia la sobrevivencia.
Este trabajo es una serie sobre fotografía de calle que no busca sólo un instante decisivo espectacular, al estilo de Henry Cartier Bresson, que en la actualidad inunda las redes sociales como Instagram o Facebook, sino muestra espacios, objetos y personas en circunstancias o posturas reflexivas con la luz de la mañana.
Asimismo, retrata la urbe como un escenario de resiliencia que esconde pasadizos azarosos para el que entra cada día.