Texto y fotografías: Carloman Macidiano Cespedes Riojas
Canera
Cada domingo, unas tres mil mujeres visitan a familiares en el centro penitenciario de la ciudad de Chiclayo, ubicado en el norte de Perú. La visita es exclusiva solo para familiares directos como madres, esposas, hijos y hermanas. Tiene un estricto código de vestimenta, que incluye ropa sin escotes, faldas debajo de la rodilla, sandalias sin tacos y la exclusión de los colores rojo y negro. La entrada al interior de la penitenciaría comienza a las nueve de la mañana. Aunque a partir de las seis ya hay largas filas para lograr una entrada temprana, independientemente del sol radiante y el polvo de la zona árida. Los tres controles externos de entrada están a cargo de la policía nacional, que incluye marcas y sellos en el brazo izquierdo con el número de llegadas, la letra y el número de identificación Una vez dentro del recinto, esperan tres controles más, a cargo del personal del instituto penitenciario que realiza la verificación de datos, control de provisiones y revisión corporal por contacto físico.